Como hemos mencionado en publicaciones anteriores, mantener una buena higiene bucal es muy importante para mantener un saludable estilo de vida. Si no nos preocupamos por el estado de nuestros dientes pueden surgir problemas y enfermedades que afecten a nuestra salud general.
Los hábitos que debemos de seguir para mantener nuestra boca limpia se vuelven de vital importancia durante el desarrollo de los niños. Estos no saben en un principio por qué tienen que cepillarse los dientes y enjuagarse la boca varias veces al día. Es el deber de los adultos motivarles y enseñarles cómo hacerlo, para que lo vayan cogiendo como hábito en su día a día.
Problemas dentales derivados de una mala higiene bucal infantil
Cuando un niño no tiene una rutina adecuada de cepillado, o no acude a revisiones dentales periódicas, su boca queda expuesta a una serie de problemas que pueden complicarse con el tiempo. Estos son algunos de los más habituales:
Maloclusión dental
Uno de los problemas más complejos que puede surgir en edades tempranas es la maloclusión, es decir, una mordida incorrecta debido a un desarrollo anómalo de los dientes o la mandíbula. En muchas ocasiones, esta alteración no solo afecta la estética de la sonrisa, sino también la capacidad de masticar, respirar o hablar con normalidad.
La maloclusión puede originarse por hábitos como chuparse el dedo, el uso prolongado del chupete, la pérdida prematura de dientes temporales por caries no tratadas o la falta de espacio en la arcada. Detectarla a tiempo permite abordarla con tratamientos de ortodoncia interceptiva, más sencillos y efectivos en la infancia.
Caries infantil
La caries es la enfermedad crónica más común en la infancia. Aparece cuando los restos de alimentos, especialmente los azúcares, se mezclan con las bacterias presentes en la boca y forman ácidos que desgastan el esmalte dental. En niños, este proceso puede avanzar más rápido que en adultos, afectando no solo a los dientes temporales, sino también a los permanentes si no se trata a tiempo.
Un problema que muchos padres desconocen es que, aunque los dientes de leche van a caerse, su pérdida prematura por caries puede alterar el orden de salida de los dientes definitivos, provocando apiñamiento o desalineación futura.
Traumatismos dentales
A medida que los niños aprenden a caminar, a correr o a practicar deportes, las caídas y golpes en la boca se vuelven más probables. Los traumatismos dentales son frecuentes en estas etapas, y van desde fracturas leves hasta la pérdida completa de piezas dentales. Ante cualquier impacto en la mandíbula o los dientes, es esencial acudir cuanto antes al dentista, incluso si no hay dolor inmediato. Una evaluación profesional puede prevenir complicaciones posteriores.
Consejos para mantener una buena higiene bucal en niños
- Cepillarse los dientes al menos dos veces al día, con la ayuda de un adulto hasta los 6-8 años.
- Usar pasta dental con flúor en cantidad adecuada a la edad.
- Controlar el consumo de azúcar, sobre todo entre comidas.
- Realizar revisiones periódicas con el dentista pediátrico, al menos una vez al año.
- Iniciar las visitas al dentista desde el primer año de vida, o tras la erupción del primer diente.
- En caso de traumatismo, acudir inmediatamente a una clínica especializada.
Cómo fomentar una buena higiene bucal en niños desde casa
La adquisición de hábitos saludables comienza en casa. Para que los niños integren el cepillado como parte de su rutina diaria, es fundamental el acompañamiento y la motivación por parte de los adultos. Aquí te dejamos algunas estrategias prácticas:
- Anímales y refuerza positivamente: Desde pequeños, los niños quieren imitar lo que hacen los mayores. Si muestran interés en cepillarse solos, aunque no lo hagan a la perfección, déjales probar y felicítales por su esfuerzo. Después, puedes repasar tú mismo el cepillado con suavidad, sin corregir de forma negativa, sino reforzando su autonomía.
- Da ejemplo con tu comportamiento diario: Los niños aprenden por imitación. Si te ven cepillándote los dientes a diario, usando hilo dental o acudiendo al dentista con tranquilidad, ellos percibirán el cuidado bucal como algo normal y positivo. Cepillarse juntos puede ser una rutina divertida y eficaz.
- Elige bien los productos de higiene: Utiliza cepillos adecuados para su edad, preferiblemente con colores o formas que les llamen la atención. Los dentífricos deben tener sabores suaves como fresa o melón, evitando la menta intensa que puede resultar molesta. Un cepillo bonito o una pasta sabrosa pueden marcar la diferencia.
- Establece rutinas claras y constantes: El cepillado debe formar parte del día a día, al menos dos veces: por la mañana y antes de dormir. Mantener siempre los mismos horarios facilita que el niño lo incorpore como un hábito automático, sin necesidad de recordatorios constantes.
- Explícales la importancia de cuidar su boca: Aunque sean pequeños, pueden entender mensajes sencillos como “los dientes limpios no duelen” o “si te cepillas bien, puedes comer sin molestias”. Cuanto antes comprendan el beneficio de una boca sana, más implicados estarán en su higiene dental.
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